sábado, 1 de mayo de 2010

segunda mirada

Marlie gimió en su sueño, moviendo sus brazos, los ojos llorosos, reviviendo los últimos momentos de la vida de Chris. Ella miró con horror a las llamas, intentando alcanzarlo aun cuando esa fuerza aterradora la alejaba. Y entonces el dolor la golpeo, dejándola indefensa en el concreto afuera y el aire fresco de la noche; serpenteó sus dedos por debajo de su ropa y lentamente comenzó a cubrirla la oscuridad. Ella se movía alrededor, intentando escaparse, pero vino de todos modos envolviéndola, envolviendo sus esquinas firmemente sobre su mente, dejando fuera toda la luz, toda la alegría, toda la esperanza.
Entonces se despertó, sofocando un grito, dándose cuenta de que todo eso había sido un sueño. El terror y la angustia persistieron como una herida tan cruda y blanda como primer día que fue infligida. Esta pesadilla ahora casi una parte de su vida diaria. Al principio estaba desesperada por que eso cesara, sintiéndose atrapada en un túnel del tiempo, destinada vivir esos momentos horribles repetidamente, durante la eternidad.
Pero al paso del tiempo ella lo aceptó como una penitencia –y la oscuridad que se había movido adentro en esa noche fatídica, hizo esos momentos finales aterrorizantes, las últimas imágenes que ella viera.
Ella forzó la tensión de su cuerpo y luchó para reorientarse, pero encontró su mente más revuelta de lo normal. Algo era diferente, los sonidos, el olor, la frescura del aire. Ella comenzó a temblar, sus miembros que sacudían y movían como si tuvieran vida propia.
Después una mano que una mano se apoyó en su hombro y oyó una voz calmada, femenina, pero desconocida. “¿señora Kaplan? La cirugía terminó. Usted está en recuperación”.
Marlie luchó para poner una cara con la voz, pero falló. Lágrimas de angustia y frustración emanaron y ella intentó limpiarlas, sólo para ser momentáneamente desconcertada por el peso que obstruía en sus párpados. Y entonces se dio cuenta de las palabras de la voz calmante.
El hospital. La cirugía. La esperanza.
¡Oh Dios, de la esperanza!.
Sintió un pequeño tirón en su brazo y oyó el rasgón de la banda para tomar la presión. El “Dr. Winslow pidió decirle que él es muy optimista,” dijo la enfermera.
Marlie pensó que sabía lo que era el peso en sus ojos. Peleando contra la droga que atrapaba su mente, intentó recordar lo que había dicho el doctor que esperaba. “¿tengo vendajes en mis ojos?” preguntó. Su garganta estaba seca y rasposa, casi como si el aire caliente de su sueño hubiera sido real.
“Sí” dijo la voz. “El doctor Wislow no desea intentar utilizarlos hasta que pueda controlar las condiciones. Puesto que usted es la primera persona con la cual el ha realizado este procedimiento, no está seguro de la aportación de intensidad visual que habrá.
Aunque no sabremos el resultado final hasta que se quiten los vendajes, el Dr. Winslow dice que todo salió bien y las probabilidades de que recupere alguna visión son cerca del noventa por ciento. Saber que tanto es la pregunta.”

No hay comentarios: